Sobre el mediodía pusimos rumbo a Riga, Letonia. Bocha, Mati y Ciervo se quedaron una noche más en Tallin mientras que el resto continuamos el itinerario hacia el sur, hacia el segundo país báltico.
Nos alojamos en el hostel Doma, ubicado en el casco viejo de la ciudad. Nos costó mucho encontrarlo porque el GPS tenía mal las señalizaciones de las calles. Lo mismo pasó luego para llevar la camioneta desde el hostel hasta el parking.
Nos quedamos tres noches en Riga. Es la ciudad más poblada de los estados bálticos con algo más de setecientos mil habitantes.
No me gustó la ciudad. No había mucho para hacer; en la ciudad vieja sólo hay bares, boliches, casas de cambio y supermercados. La arquitectura es bonita y medieval y las calles de adoquines, pero no le encontré ni por asomo el encanto que había encontrado en Tallin.
Uno de los días no salí del hostel porque estaba en estado gripal. Ese día volvió Alfonso a unirse al grupo luego de su vuelta a Uruguay. Una vez recuperado al día siguiente junto a Bocha y a Bruno, nos tomamos un ómnibus con destino desconocido. Queríamos conocer algo más de Riga, más allá de la ciudad vieja y la idea era perderse. Así pudimos conocer un barrio residencial y cuando volvíamos al centro nos quedamos disfrutando del sol en un parque.
Me pareció excesiva la cantidad de días que nos quedamos en Riga, y el último día ya estaba aburrido de estar en esa ciudad. Podría recomendar, en función de lo que me comentaron algunos de los chiquilines, el realizar el tour soviético que hicieron el día en que yo estaba recuperándome en el hostel. Es un recorrido por los lugares que fueron relevantes durante la ocupación soviética. Forma parte de los tours gratis que hay en casi todas las ciudades europeas importantes en los que hay que dejar una propina al final del recorrido si el tour es de tu agrado.
Luego de las tres noches hicimos ruta en la tarde por alrededor de cuatro horas hacia el último de los países bálticos Lituania, y hacia su capital Vilna. Llegamos cuando anochecía así que recién recorrimos la ciudad luego de hacer el check out del hostel en la mañana del día siguiente.
El día estaba precioso y fue un placer recorrer brevemente la ciudad vieja de la ciudad. Si bien era aún más chica que la de Riga me pareció más bonita, quizá porque estaba dejando atrás el resfrío y me sentía mejor. En ese día estaban corriendo una maratón por la ciudad y en una plaza vimos gente jugando al jockey.
Antes de dejar atrás Lituania y comenzar a recorrer Polonia, visitamos el castillo de Trakai, un castillo medieval de ladrillo rojo construido en una isla en el centro de un lago. El castillo fue construido por Gediminas en el año 1320 y fue el hogar de la monarquía en el siglo XIV. Para acceder a la isla debes cruzar el lago por un puente de madera. Ubicado a cuarenta kilómetros de Riga es el lugar en el que eligen las novias para sacarse fotos antes del casamiento. Es una visita obligada para perderse en la naturaleza, nos hubiera gustado tener tiempo y herramientas para quedarnos un día pescando en el lago desde alguno de los numerosos muelles. El castillo es sólo parte del paseo ya que está en el centro de un parque gigantesco en el que puedes perderte durante todo el día. Una visita recomendada.
Luego continuamos hasta Varsovia, conduciendo a través de las carreteras de un solo carril, congestionadas, lentas y con pozos. Llegamos casi a la medianoche a la ciudad y nos hospedamos en el hostel Krokodyl.
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