jueves, 28 de julio de 2011

Día 146(26 de julio): El río Sena


Salimos alrededor de las diez de la mañana. Partimos rumbo al río Sena que corta por el centro a París. La idea era tomar un barco para realizar un paseo y poder ver desde allí, lugares tan importantes como el Museo del Louvre, la Torre Eiffel y la Catedral de Notre Dame.

Antes pasamos por la Iglesia de la Madeleine. Nuevamente me sorprendieron las fascinantes esculturas que adornan el interior de la iglesia.



Luego visitamos la Plaza Vendome, con la columna Vendome en el centro y con las hermosas fachadas de los edificios que rodean la plaza que fueron declaradas monumentos históricos.

Sólo caminar por París es algo que vale la pena en sí mismo; los edificios antiguos, las plazas, la gente. La ciudad es bonita, limpia y rezuma elegancia e historia. Pero nadie puede imaginarse que París está libre de la pobreza. Cuando bajamos a las orillas del Sena a buscar un bote, pasamos por debajo de un puente. En los espacios libres bajo el puente, se amontonan colchones, utensillos de cocina, sábanas y ropa. En las escaleras que suben a la calle, se respiran feos olores a orín y materia fecal.

Recorrimos el Sena en un bote que iba parando a recoger y bajar gente en cada punto importante. En los márgenes del río podíamos ver las iglesias, catedrales y museos más importantes de París. Pasamos bajo muchos puentes. Fue un lindo paseo.

Luego visitamos el barrio República donde compramos una valija para sustituir la mía que se había convertido en peso muerto. Es que entre tantas selvas, desiertos, montañas, playas, ciudades, pueblos, había dicho no va más, me quedo en París.

En la noche salí con mis primas y sus novios y otra pareja a un bar en el centro de París. Allí comí salmón y brindamos con cerveza. Fue una salida muy entretenida.

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