jueves, 30 de junio de 2011

Día 116-119(26 de junio-29 de junio): Crucero por el Nilo


A la mañana del primer día en el crucero, volvimos a visitar el Templo de Karnak. Luego visitamos también el Templo de Luxor. Este último fue construido por Amenhotep III y por Ramsés II. Ambos son impactantes y espectaculares, pero el de Luxor no tanto como el de Karnak.


Volvimos al crucero para que por primera vez zarpara y navegara por las aguas del Nilo. Todo a lo largo del río, colmando sus riberas, crecen palmeras y vegetación tropical. Un poco más allá, pero sólo un poco, comienza el desierto.

Navegamos durante todo el día, en el cual aprovechamos para descansar y bañarnos en la piscina, ubicada en la cubierta de arriba. En la noche llegamos a Esna donde íbamos a pasar la noche.

Una fiesta de disfraces estaba organizada para la noche entre los dos cruceros. Así que a partir de las once de la noche, en la cubierta de arriba de nuestro barco, comenzaron a sonar éxitos musicales, de gusto de la mayoría del grupo. Si bien no comparto el gusto musical de la mayoría, la fiesta estuvo muy buena y la gente ideó disfraces muy originales. Por mi parte me disfracé de Pasión de Gavilanes con un vaquero y el sombrero que había comprado en Honda Bay, Filipinas.

Me levanté en la tarde del tercer día poco antes de llegar a Kom Ombo. Allí visitamos el templo del mismo nombre, de la época grecorromana, y que se yergue en las riberas mismas del río. Cada templo es maravilloso y en este se podían observar muchos dibujos y jeroglíficos. El guía nos explicó algunos dibujos, calendarios y jeroglíficos. Pudimos ver el nilómetro, un pozo conectado con el río, cuya utilidad era medir su nivel y establecer los impuestos en función de ello. Cuando volvimos al crucero, éste nos llevó a Assuán, destino final..

En la madrugada del tercer día, luego de tomarnos un café, salimos en ómnibus hasta los templos de Abu Simbel. Tardamos casi cuatro en llegar desde Assuán.


Durante su reinado, Ramsés II(1279-1213 AC) dio orden de construir dos templos, el primero en su honor y el segundo, más pequeño para su esposa preferida Nefertari.

El templo grande tiene en su entrada cuatro estatuas de veinte metros de Ramsés II. Otra de las cosas que sobresalen en el templo es el santa sanctorum, con imágenes de cuatro dioses. Los rayos del sol del amanecer penetran allí dos veces al año, en el día del nacimiento y en el día de la coronación de Ramsés II.

Los templos estuvieron en peligro de desaparecer bajo el agua. En 1960, Egipto solicitó ayuda a la UNESCO para que los salvara. El templo de Ramsés II fue serrado en 1036 bloques. Los templos hoy se encuentran desplazados 65 metros por encima de su posición original.

Luego de visitar estos maravillosos templos, volvimos hacia el crucero. Llegamos después del mediodía, y el resto del día fue de descanso.



El cuarto día también fue de descanso. A la tarde, nos dirigimos hacia la estación de trenes de Assuán, donde nos tomamos un tren hacia El Cairo. Esta vez el viaje duraba trece horas.

domingo, 26 de junio de 2011

Día 113-115(23 de junio-25 de junio): Egipto

Egipto. Tierra  de faraones, de reyes, de pirámides y de arena. Tierra del Nilo. Tierra de misterios, de supersticiones y de maldiciones. Tierra de dioses y diosas, de enigmas, de mentiras, de verdades, de descubrimientos. Tierra del sol, tierra del tiempo. Tierra de contradicciones, tierra de imposibles. Tierra del pasado, de sueños, tierra de fantasías. Egipto. Allí estamos… aunque nos cueste creerlo.

El primer día no dio para conocer mucho de El Cairo. Veníamos sin dormir y debíamos esperar al resto del grupo que iría cayendo en diferentes vuelos en el correr del día. En la tarde la mayoría recuperamos las horas de sueño. Estábamos alojados en el Radisson Hilton y desde la ventana de mi habitación se podía ver el legendario río Nilo, el río más largo del mundo. El río que le dio vida a la civilización más antigua de la historia.

Desde la ventana se veían también las autopistas y los autos que no paraban de circular. Se oían bocinazos de continuo a toda hora. Hacía mucho calor, pero no tanto como en Dubai.

En el segundo día conocimos las pirámides de Giza. Bien temprano bajamos al lobby con las valijas y las mochilas, ya que luego de visitar las pirámides, el valle de los reyes y el valle de las reinas, nos tomaríamos un tren desde El Cairo hasta Luxor y pasaríamos la noche en él.

Las pirámides de Giza están ubicadas en el medio de la ciudad de El Cairo. Es que el gobierno permitió que se construyeran casas y edificios en los alrededores de las pirámides. Me había dispuesto a un largo trayecto para llegar a ellas y de pronto, entre unas casas viejas, detrás de un basural, pude ver la primera.

No voy a extenderme sobre la emoción que me provocó ver con mis ojos este antiquísimo patrimonio de la humanidad. Teníamos incluida la visita a las pirámides, no así el ingreso a alguna de ellas. Compré el ticket extra para poder entrar a la gran pirámide de Keops.

Las pirámides de Giza son un conjunto de tres pirámides construidas en los tiempos de Imperio Antiguo, durante la IV dinastía, alrededor de 2.500 años antes de Cristo. Los faraones comenzaban la construcción de su tumba cuando iniciaban su reinado.

La más grande de todas es la pirámide de Keops. Su altura es de 137 metros y su base mide 230 metros de cada lado. Está construida con 2.300.000 bloques de piedra y pesa 6.000.000 de toneladas.  La segunda más grande es la de Kefrén y la más chica es la pirámide de Micerinos.

Cuando nos bajamos del ómnibus en el estacionamiento los vendedores nos estaban esperando para atosigarnos. También se veían camellos montados. Nos habían advertido de que por una módica suma te ofrecían subirte al camello para sacarte una foto. El problema era que cuando querías bajarte no podías ya que ellos debían hacer que el camello se agachara y no lo hacían a menos que le dieras una suma muy alta de dinero.

El interior de la pirámide de Keops no tiene un atractivo especial más que el de poder contar luego de que estuviste dentro. En los tiempos de la IV dinastía no pintaban las paredes ni tallaban jeroglíficos. Avanzamos por el pasadizo, agachados y en penumbras, hasta que llegamos al sarcófago del faraón. Obviamente estaba vacío.

Después visitamos la esfinge, que cuida la tumba de Kefrén (la segunda pirámide). El rostro de la esfinge es el rostro del rey Kefrén que mandó tallar su imagen en la roca.

A 24 kilómetros de El Cairo se encuentra la ciudad de Menfis, capital de Egipto durante el Imperio Antiguo. Allí pudimos ver, entre otras cosas, el coloso de Ramsés II, uno de los reyes más importantes de Egipto, que reinó en los años de la XIX dinastía durante el Imperio Medio. La escultura es imponente, y muestra al rey tumbado en el suelo.

Por último, visitamos Saqqara, la necrópolis de Menfis, donde los faraones, príncipes y virreyes mandaban edificar sus tumbas desde la I hasta la XII dinastía. Allí visitamos el templo de la pirámide escalonada y pudimos ver desde la lejos la pirámide escalonada del rey Zoser, construída en la III dinastía.

La noche se acercaba y nos dirigimos hacia la terminal de trenes. Allí esperamos casi dos horas que pasara nuestro tren con cabinas para dos personas, donde pasaríamos la noche. Preocupados por los trenes que veíamos pasar y por la mugre de la estación, nos preguntábamos como sería nuestro tren. Finalmente no estaba mal y, si bien en el vagón que me tocó el aire acondicionado no funcionaba del todo bien, pasamos una noche agradable y pudimos descansar.

El tercer día en Egipto comenzó muy temprano. A las cuatro y cuarto de la mañana estaban golpeando las puertas de las cabinas, avisando que en cuarenta minutos llegaríamos a Luxor y que estaba pronto el desayuno. Podía haber seguido durmiendo durante horas, así que me salteé el desayuno y tuve que aprontar todo rápidamente cuando el tren se detuvo en la estación de Luxor, en destino.

La primera visita del día fue el Valle de los Reyes. Allí hicieron las tumbas los faraones de la dinastía XVIII hasta la XX. Como las pirámides eran fácilmente saqueadas por ladrones, los reyes buscaron lugares más ocultos para hacer sus tumbas. Encontraron este valle, cuyas colinas tenían formas similares a pirámides. Allí entramos a varias tumbas y nos encontramos con las paredes talladas y llenas de jeroglíficos y colores. Es increíble como después de tantos, tantos años se conserven tan bien. La tumba más famosa que allí se encuentra es la de Tutankamón. Este rey murió con sólo diecinueve años y no tuvo mayor importancia en su tiempo. Su fama mundial se debe a que fue la única tumba encontrada intacta y sin tocar por saqueadores. El tesoro allí guardado era monumental, y se encuentra en su mayoría en el museo de El Cairo. La momia de Tutankamón es la única que aún se encuentra en su tumba para exhibición de los turistas.

La segunda visita fue el templo de Hansepsut., el único templo egipcio construido en forma de terrazas. Hansepst gobernó el país durante veinte años en la XVIII dinastía, apartando a su hermano del trono que tenía trece años. Hansepsut fue la única mujer que gobernó Egipto durante un tiempo prolongado. Cuando Hansepsut su murió, su hermano Tutmosis III mandó destruir todas sus estatuas y retratos.

La tercera visita fue el Valle de las Reinas, donde eran enterrados los príncipes, princesas y esposas de los faraones durante la dinastía XVIII a la XX.

Luego de la última visita nos dirigimos hacia el Río Nilo, donde nos esperaba nuestro crucero. El grupo se dividió en dos barcos, Lady Carrol y Magic. A mi me tocó el segundo. Allí tuvimos tiempo libre para descansar y disfrutar del sol hasta la tardecita. El barco esa noche se quedaba anclado y recién al otro día luego de las visitas de la mañana, zarparía.

Cuando el sol se estaba poniendo volvimos al ómnibus para ir hacia el Templo de Karnak. Allí íbamos a presenciar un espectáculo de luces y sonido que se convertiría en uno de los espectáculos más memorables en lo que va del viaje.

Antes que la ciudad moderna plantara sus raíces entre los templos y esculturas, el Templo de Karnak estaba comunicado con el Templo de Luxor por la avenida de las esfinges, una calle en la que se alineaban a ambos lados cientos de esfinges.

El Templo de Karnak es el mayor templo de Egipto. En realidad es un complejo de tres templos, uno consagrado al dios de la guerra Montu y otro a la diosa Mut. Entre ambos se ubica el templo del dios Amón-Ra. El santuario fue construido por el rey Amenhotep pero fue terminado y ampliado por faraones en tiempos posteriores.

Esperamos en las puertas del templo, que se abría majestuoso, enorme, ante nosotros. El sol ya se había ocultado y las esfinges y los pilares se sumían en las penumbras. De pronto se encendieron los focos y una música misteriosa comenzó a sonar de los potentes amplificadores. Una voz en español nos invitó a adentrarnos en el templo.

Y así conocimos el templo, seducidos por la voz que nos iba contando detalles e iba descubriendo misterios de aquella remota época. Podíamos ver algunos jeroglíficos tallados en las piedras, muros y pilares. También esculturas de varios reyes. Muchos pasillos y cámaras se abrían en todas direcciones.

La voz, acompañada de la música sedante y seductora, nos fue guiando hasta que llegamos al lago sagrado. Allí nos sentamos en el estrado y presenciamos el final del espectáculo. Fue una experiencia magnífica, muy estimulante.

Luego volvimos al crucero para pasar la noche.

sábado, 25 de junio de 2011

Día 109-112(19 de junio-22 de junio): Emiratos Árabes Unidos




Ni bien llegamos a Dubai, Emiratos Árabes, caímos en la cuenta de que habíamos dejado atrás el Asia milenaria. Las autopistas gigantes y bien señalizadas, los autos lujosos, y los edificios y rascacielos modernísimos, eran para nosotros (que veníamos de visitar la India, Nepal, Tailandia, Camboya, Vietnam) una muestra de un mundo que habíamos olvidado.

Antes de pasar a informarles sobre algunos sorprendentes datos estadísticos, quiero contarles sobre la sensación que me acompañó durante todo el viaje desde el aeropuerto hasta el hotel, y luego durante los primeros días en la ciudad. Todo me resultaba artificial. Me resultaba inconcebible la existencia de una ciudad tan moderna y desarrollada en el medio del desierto. Los edificios lejanos se veían envueltos en una bruma espesa, producida por el calor y el vapor. Grandes espacios de la ciudad estaban vacíos; allí no crecía nada... salvo arena y más arena.  A sus alrededores, jardines de hoteles eran regados, y los colores del césped y de las flores eran intensos, nítidos y claros. Pero a su vez, si esto es posible, su intensidad era tímida, temblorosa. Si el hombre abandonara la ciudad, se llevaría consigo todos los colores.

Los Emiratos Árabes Unidos son un conjunto de siete Emiratos con importante autonomía. La capital es Abu Dabi, el emirato más poblado y con mayor extensión territorial. La población total es de menos de cinco millones de habitantes.

El país está dentro de los venticinco países con mayor ingreso per cápita, siendo superado sólo por Quatar en la región. La riqueza se basa claro, en la explotación del petróleo y del gas natural. Sin embargo en lo últimos años el crecimiento del PIB ha sido causado mayormente por la constante llegada de inversiones a las zonas libres de impuesto.

La población en el caso de Dubai está formada en su mayoría por extranjeros. Los nativos de Dubai tienen asegurado una buena calidad de vida. Según nos contaban los guías (en información sin corroborar y posiblemente algo inexacta) por cada hijo el gobierno paga usd 30.000,00 y por el casamiento usd 100.000,00. Además los nativos deben trabajar sólo nueve años para jubilarse. Trabajan sólo algunos días a la semana. Ganan más de usd 10.000,00 por mes.

Esta realidad contrasta con los extranjeros que van a trabajar a Dubai para que su familia pueda subsistir. En Dubai vive una amiga de Virginia, Lorena, que está trabajando de azafata en Fly Emirates. Ella nos contó la realidad de los conductores de taxis. En su mayoría son gente de India o de Pakistán. Trabajan doce horas los siete días de la semana. Cada dos años tienen un mes libre que lo utilizan para ir a ver a su familia. Ganan mensualmente tres mil rupias, algo así como ochocientos dólares. Viven en apartamentos de a diez y mandan todo el dinero para sus familias. Es claro, esclavitud moderna. Veo la tristeza en sus miradas, nos decía Lorena.

Es raro ver gente caminando, la vida transcurre dentro de los rascacielos y los centros comerciales, los aeropuertos y los vehículos. En Dubai se observa un perfil cosmopolita. En los centros comerciales es sorprendente la mezcla de religiones, razas, culturas. En Abu Dabi, el otro emirato que tuvimos el gusto de conocer no es tan así. Allí la mayoría son musulmanes y no hay tantos extranjeros. Para ejemplificar esto basta una anécdota.

El día que visitamos Abu Dabi lo primero que hicimos fue bajar a la playa. El agua estaba muy caliente y no refrescaba pero ya que estábamos allí teníamos que darnos un baño. Además habíamos buscado la entrada a la playa durante más de media hora. Estábamos charlando en el agua y de pronto el guardavidas sonó el silbato y nos comenzó a hacer señas. Julio le había dado un beso a Virgin y estaban terminantemente prohibidas las muestras de afecto entre el hombre y la mujer en lugares públicos.

La salud no me acompañó en mi estadía en Emiratos Árabes. El día que llegamos estuve en vueltas con el seguro médico para ir a un hospital para que un médico me viera las encías, ya que producto del golpe en Bangkok se me había generado un hematoma muy doloroso en la encía de adelante. Finalmente me enviaron un médico al hotel, quien me diagnosticó que tenía una infección y que debía tomar antibióticos y anti inflamatorios por unos días.

Al día siguiente, junto a Fabián, Nacho, Julio y Virginia alquilamos un coche y fuimos a conocer Abu Dabi. En el camino pasé por una farmacia donde compré los medicamentos. Comencé el tratamiento, pero cuando ya de noche, volvíamos hacia nuestro hotel en Dubai, empecé con mareos.

Una vez que llegamos estuve con vómitos y diarrea por lo que al otro día me quedé en el hotel recuperándome. Asimilé los antibióticos y pude seguir el tratamiento, lo que me tenía preocupado. Pero me perdí del city tour por la ciudad y la noche en el desierto con el paseo en jeep y el espectáculo de la danza del vientre.

Al otro día temprano me sentía revitalizado, y después de una mañana en la piscina fuimos a la casa de la amiga de Virginia, que está trabajando en Dubai de azafata. Fue un gran día en el que Lorena nos enseñó muchas cosas sobre la vida en Dubai, y conocimos el Emiratos Mall donde hay una pista de sky con nieve artifical, el Dubai Mall el centro comercial más grande del mundo y la fuente más grande del mundo donde presenciamos un espectáculo increíble de música y luces.

Volvimos a nuestro hotel, el Arabian Park, tarde en la noche y preparé las valijas rápidamente. A las dos de la mañana debía estar en el lobby del hotel ya que partíamos hacia al aeropuerto donde a las cinco de la mañana salía mi vuelo hacia El Cairo.

Para completar la entrada sobre Emiratos Árabes tengo que hacer mención a la mezquita del jeque Zayed, en Abu Dabi. La visitamos el día que alquilamos el coche y la conocimos cuando estaba atardeciendo. Por lo que fuimos testigos de cómo los focos la iban iluminando cuando el día dejaba el paso a la noche.

Es la tercera mezquita más grande del mundo y tiene espacio para albergar a treinta mil fieles. Ostenta dos récords: la alfombra más grande del mundo y la lámpara más grande del mundo. El material utilizado para su construcción es el mármol que también se encuentra en el suelo del patio.

Pararse en el medio del patio a contemplar las cúpulas y los pilares de mármol iluminados por las luces azules, turquesas y doradas, mientras por los parlantes se oían los cánticos islámicos me dejó mudo y con la piel erizada. Se permite la entrada a los no fieles por lo que pudimos además conocer el interior de la mezquita y caminar por la alfombra de 5.627 metros cuadrados y mirar las lámparas que colgaban del techo de colores rojo, amarillo y verde.

Fue terminada en el año 2007 y estoy convencido de que en pocos años será considerada una de las maravillas del mundo moderno.

domingo, 19 de junio de 2011

Día 108(18 de junio): City Tour en Delhi


Al despertarme me sentía un poco mejor. La actividad del día organizada por el grupo era un city tour por la ciudad. Desayuné sin apuro y dejé ir los ómnibus contratados. No sabía aún si iba a salir a la calle o si iba a quedar recuperándome en el hotel.

Como al final me encontraba en condiciones, salí a la calle y negocié un city tour con un sij que conducía un tuk tuk. Por quinientas rupias (doce dólares) me llevaría a lugares de interés en Vieja Delhi.

 Fue así que conocí la mezquita más grande de Delhi, el mausoleo de Gandhi y el Museo de Gandhi.
  
Cuando llegué a la mezquita, subí las escaleras y dejé el calzado antes de entrar. En la puerta, me quisieron cobrar 200 rupias para ingresar pero leí el cartel que estaba colgado de una pared alejada y decía que las 200 rupias eran para sacar fotos. Le dije que no llevaba cámara así que no podía sacar fotos, por lo que no tenía que pagar las 200 rupias. Aceptaron pero me dijeron que tenía que pagar 20 rupias para ponerme una especie de sobretodo pulgoso porque andaba de musculosa y pantalones cortos. Pagué las 20 rupias y me tapé la nariz mientras me ponía la ropa porque hedía a hindú.

Después seguí por el pasillo y salí a la plaza de la mezquita. Allí un hindú comenzó a seguirme mientras me contaba cosas sobre la mezquita en un inglés inentendible. Cuando llegamos a la torre me dijo que para subir tenía que pagar 250 rupias. Le dije que no quería pagar esa suma a lo que me contestó que su trabajo había terminado. Up to you, y me extendió la mano. Le tiré 30 rupias para sacármelo de arriba rápidamente.

Paseé un rato por la plaza, pero no había mucho para ver. Decidí volver al tuk tuk para seguir el recorrido. Cuando fui a buscar las chancletas y me estaba calzando, un hindú me agarró del codo y me mostró la mano extendida. Ya era el colmo! Me solté el brazo y sin mirarlo bajé las escaleras y me subí al tuk tuk, donde el sij me esperaba durmiendo.

En resumen, en la mezquita te querían sacar dinero en todos lados:

1)      200 rupias por sacar fotos
2)      20 rupias por la vestimenta para entrar
3)      250 rupias para subir a la torre
4)      A voluntad un guía que decía saber inglés que te acompañaba cinco minutos
5)      A voluntad el depósito de calzado



Lo más lindo del mausoleo de Gandhi era el parque que lo rodeaba. Había una laguna y muchos árboles. Cuervos graznaban y volaban de un lado a otro. También ardillas jugueteaban en el césped. El parque era un respiro en la locura de la ciudad de Delhi.


Luego fuimos al museo de Gandhi, donde pude ver fotos de Gandhi desde que era un niño hasta su muerte. También había bustos y estatuas y se exhibía la ropa que había usado poco tiempo antes de que lo asesinaran.

El sij me dejó en un mercado antes de volver al hotel. Allí compré un tapiz de Ghanesa y me saqué una foto con el personaje en cuestión.

El día no tuvo mucho más. Al otro día volábamos a Emiratos Árabes, y en verdad todos lo deseábamos. Era el comentario general, que ya habíamos tenido suficiente de India por este año.

Día 107(17 de junio): Conduciendo en la India


Nos despertamos en el hotel de Agra, donde nos habíamos alojado por dos noches, y luego de realizar el check out, viajamos seis horas para llegar a Delhi. Allí aproveché el día para descansar ya que me dolía la garganta y tenía un poco de fiebre.

Quiero contarles ahora, sobre la manera de conducir y sobre las rutas y carreteras de la India.

En primer lugar no hay ningún orden. Las señales están sólo de adorno y no son respetadas por nadie. No es difícil encontrarse con autos o tuk tuks a contramano o tirándose sin mirar en las esquinas. Nadie señaliza al cambiar de senda, tampoco si van a doblar.

Como bien expresó nuestro compañero Emilio Nicola cuando discutíamos el tema, estos señores utilizan la bocina de señalero. Otros de los usos de las bocinas, es para avisar que el vehículo está pasando. Si llegan a una esquina también la tocan. También si ven a alguien esperando para cruzar. Y no la suenan una, sino cinco o más veces. Imagínense que todos la tocaran al mismo tiempo. Bueno, eso es lo que pasa. Las calles son un infierno de bocinazos en calles congestionadas, que abarcan todo el espectro sonoro.
  
En todo los viajes en ómnibus (debemos haber estado más de veinticuatro horas dentro de un autobús) nuestro chofer no paraba de tocar bocina. No pasaba un minuto sin que no la tocara. Uno intentaba pegar un ojo ya que el viaje era largísimo y terminaba pegándose un susto si es que lograba adormilarse un poco.

En uno de los últimos viajes se escuchó un grito luego de que el chofer metiera un combo de bocinazos: Pa Pa Pa Pa Pa PAAAAAAAAAAAA…..PA PA PAAAAAAAAA….PA PA PA PA PAAAAA!!!!!!!!!!. Era la Virgin y le gritaba al chofér: ¡Vamos a cortar con la bocina! ¡Todo el día con la bocina! ¡Sacámela un poquito! Era el grito que todos teníamos guardado hace horas. El guía Sij (que no hablaba español) se movió en su asiento y pareció decirle algo al chofer. Ante mi desconcierto, el chofer dejó de tocar bocina… por unos minutos. Aunque luego volvió con menos potencia y asiduidad. Uno tiene que pensar que estos tipos utilizan los bocinazos como manera de aliviar tensiones. Algo como lo que hace Pedro Dalton con su tema Desestrés.

La foto que sigue a continuación es un ejemplo de lo que entienden los hindúes acerca de las normas de tránsito y de la seguridad ciudadana. 

jueves, 16 de junio de 2011

Día 106(16 de junio): Costumbres y tradiciones de la India


Voy a escribir sobre algunas de las costumbres y tradiciones que más me han sorprendido en la India.

En la India el ochenta por ciento de los matrimonios son arreglados. ¿Cómo funciona esto de los matrimonios arreglados? En los diarios, de la misma manera que en el Gallito Luis se ofrecen autos, casas y trabajo, se ofrecen hombres y mujeres que quieren contraer matrimonio. Por lo general son los padres los que ingresan los avisos de los hijos o que buscan a los pretendientes para ellos en otros lugares.

Los hinduistas tienen un sistema de castas muy arraigado: así podemos encontrar en orden de mayor a menor prestigio: sacerdotes, guerreros, comerciantes y los intocables. A su vez, cada casta se divide en sub castas.  Los casamientos se deben realizar entres hombres y mujeres de la misma casta. Además también toman en cuenta las sub castas para realizar una unión perfecta.

El horóscopo también es consultado para unir parejas, y se tiene en cuenta la libreta que tiene cada hinduista desde el día en que nace, en la que están anotados datos similares a los que encontraríamos en una carta astral.

La reputación de la mujer es muy estudiada, y aquellas que no llevaron una vida decente tienen menos posibilidades de encontrar un pretendiente que quiera casarse con ella. Nadie se casaría con una mujer de la que se sabe ha perdido la virginidad.

Una vez que se satisfacen estos dos requisitos, los padres de los posibles novios intercambian fotos de sus hijos. Si los hijos se sienten atraídos por la imagen de su eventual compañera de vida, los padres se reúnen. Allí cada familia recaba datos sobre los estudios, estilo de vida, y costumbres de los pretendientes. Si esta reunión es fructífera, se puede fijar otra reunión en la que los novios se conocen, que no debe durar más de una hora. Si también todo sale bien, se consulta un sacerdote, quien fijará la fecha en la que se celebrará la boda.

En el caso de los habitantes de las aldeas, la etapa en la que se conocen los novios se saltea, y la mayoría de las veces los novios recién se conocen en el momento de la boda.

Las bodas duran varios días, y es pagada completamente por la familia de la novia. Luego del casamiento la flamante esposa se muda al hogar de la familia del esposo. La familia de la novia suele llorar en el momento de la despedida, y a veces se contratan lloronas profesionales para que hagan la boda más emotiva aún.

La tasa de divorcios en la India es más baja que la del mundo occidental. Es algo de lo que se enorgullecen los hinduistas.

Otro de los temas que quiero tocar es el tema de la dote. La familia de la novia debe entregar una suma de dinero, o una serie de bienes a la familia del novio. Está tan arraigada esta costumbre que los padres de la novia muchas veces se endeudan para poder entregar una dote que honre a su hija y que de buena suerte al matrimonio. Las películas de la industria fílmica de la India, Bollywood, tocan esta temática a menudo, presentando historias en la que el novio asesina a la novia porque no está satisfecho con la dote recibida.

El último tema que quiero tocar es el de la población de la India. En la calle uno puede ver que hay muchísimos más hombres que mujeres. Uno podría pensar en un primer momento que las mujeres se encuentran en las casas y no suelen salir. Sin embargo esta no es la razón madre.

En la India el porcentaje de hombres es mucho mayor que el de mujeres. La razón de esto es aberrante. Para evitar tener hijas que representen una enorme carga económica para la familia, se acostumbra abortar una vez que se confirma el sexo femenino en las ecografías.

El aborto está muy arraigado en la sociedad y se habla de ello de forma cotidiana. El estado ha intentado combatir este problema y las ecografías de sexo son ilegales hoy en día.

Este resumen podrá impactar, pero la realidad supera cualquier intento por describirla. En este mundo lejano, los dioses existen. Las imágenes de Ganesha, Vishnu, Khrisna y Shiva se encuentran en todos lados, recordando su reinado eterno y destinando la vida de sus seguidores.

Día 104-106(14 de junio-16 de junio): Taj Majal y otros

El día 14 de junio visitamos un observatorio astronómico y el Palacio Real. Nada espectacular.



El día 15 de junio visitamos el Fuerte y el Palacio de Amber. Más tarde la ciudad fantasma de Fatehpur Sikri. Estos dos lugares son realmente espectaculares, y merecen un estudio profundo ya que tienen una gran historia.






El día 16 de junio visitamos el Taj Majal. La visita se llevó todos los laureles. La historia de su creación es conocida en mayor o menor medida por todos.



En los hoteles de lujo en los que nos estamos hospedando, el acceso a wi-fi es carísimo. Una hora sale cinco dólares.

En estos días, pude aprender muchísimo sobre la cultura hindú. Intentaré hacer mención a algunas sorprendentes costumbres más adelante.

No puedo olvidar mencionar que salimos en los diarios de Jaipur en una foto en la que estamos visitando el observatorio astronómico.

martes, 14 de junio de 2011

Día 103(13 de junio): El río Ganges


Los tres dioses principales en el hinduismo son: Brahma, el dios creador; Vishnu, el dios de la preservación, el alimento y el equilibrio; y Shiva, el dios de la destrucción y el renacimiento.

En diferentes lugares de la India adoran en mayor medida a uno u a otro, y en el caso de  Varanasi el dios más adorado es Shiva A continuación un extracto del libro “Mitos y misterios de la India” de Sujan Singh Parnu:

Existen varias versiones de la leyenda del Ganges, pero todas coinciden en que originalmente el río era una diosa que vivía en el cielo. Por razones que varían según la versión de la leyenda, se le pidió que bajara a la tierra. Ella aceptó hacerlo pero la cuestión era cómo, puesto que si el río bajaba directamente desde tanta altura, arrastraría todo con la fuerza de sus aguas, y en lugar de hacer bien, causaría mucho daño. Todos los dioses estuvieron reunidos discutiendo el asunto sin poder solucionar el complejo problema, hasta que Shiva dijo que él pondría su cabeza y absorbería el impacto de la gran cascada. Así se hizo. El Ganges cayó sobre su frondosa cabellera donde quedó enredada toda el agua. Shiva retorció un mechón de su pelo y el río comenzó a caer suavemente.
Esta leyenda se representa en los retratos de Shiva donde vemos un chorro de agua saliendo de su cabeza. Hay muchos templos del dios Shiva a lo largo del río Ganges, confirmando la asociación.”

Salimos a las cuatro y cuarto del hotel para visitar el río Ganges a la hora del amanecer. El ómnibus nos dejó muy cerca, pero aún así tuvimos que caminar varias cuadras por la ciudad que se estaba despertando.

Todo estaba en penumbras, pero ya había cierto movimiento. Algunos dormían en las veredas, otros en el asiento de los tuk tuk. Algunos hombres salían a las puertas de sus casas envueltos en toallas. Algunas mujeres caminaban en fila envueltas en sus saris con un cesto en la cabeza. Las vacas descansaban o dormían, y algunas caminaban perezosamente por las calles. El calor a esa hora, no era tan intenso y el cielo ya comenzaba a clarear cuando estábamos llegando a las orillas del Ganges. El olor en las calles era muy fuerte y lastimaba el respirar.

La primera vista del Ganges la tuvimos desde el techo de un observatorio astronómico, al que ascendimos por unas escaleras angostas. Allí arriba una multitud de uruguayos sacaban fotos al mítico río, y a la impresionante variedad de hindúes que dormían, se desperezaban, charlaban, caminaban y vegetaban en las riberas del río.



Luego fuimos por sus orillas hasta subirnos a un bote que nos daría un paseo por el río. Todo era asombroso, desde cada uno de los particulares personajes que nos íbamos cruzando, hasta los monos caminando por los techos, y las cremaciones de las que se desprendía un humo gris y un olor nauseabundo. El agua estaba llena de bolsas y botellas y tenía un color verde oscuro y turbio.





Ya embarcados pudimos observar cantidad de hindúes bañándose en las orillas, lavando la ropa, lavándose los dientes, o sólo nadando. Para ellos esta agua los estaba purificando. Para nosotros estas aguas estaban contaminadas y eran un hervidero de bacterias.

Vendedores se nos acercaban en otros botes e intentaban vendernos chucherías, mientras nuestro guia intentaba contarnos detalles sobre la vida de los hindúes y contestaba como podía nuestras curiosas preguntas.

El sol ya había subido bastante en el horizonte y hacía mucho calor. Terminamos el recorrido del bote y nos dirigimos por las calles hasta el ómnibus que nos esperaba en otro lado. Todo era interesante e impactante, los vestidos, las casas, los animales, la comida, los olores, los vehículos, los ruidos.


A esta altura mi mente estaba sobrecargada. A todas las experiencias vividas en los últimos meses se le agregaba esta experiencia incompresible, saturada, cargada de incontables detalles. Me sentía mareado y extenuado. Intentaba poner en orden mis ideas, pero mi mente era un torbellino de pensamientos que daban vueltas sin sentido. Me decía que el tiempo iba a lograr lo que voluntariamente no podía hacer.

La experiencia más abrumadora en lo que va del viaje tuvo lugar en el río Ganghes, en Varanasi, ciudad de Shiva en la India.

A las ocho de la mañana volvimos al hotel a desayunar. Me tocaba el primer vuelo hacia Delhi así que bajé rápidamente la valija y me subí al primer ómnibus.

A las dos de la tarde estaba ya en Delhi. Aproveché la tarde para dormir. Después salí a caminar junto a Gerardo y Mauro y alguno más. Las impresiones al caminar por las calles de esta ciudad también eran muy fuertes.

Día 102(12 de junio): LLegando a Varanasi, la India


Llegamos a Varanasi en la tarde, luego de hacer escala en Delhi.

Lo primero que sorprende de la India es el calor. Siempre me habían dicho que el calor en la India es terrible, así que pensé que estaba preparado psicológicamente para soportarlo. Pero la realidad es que uno de ninguna manera puede estar preparado, y el calor es tan sofocante que a uno parece que le fuera a estallar la cabeza. Se vive en un letargo para el que no hay escapatoria. Ni siquiera en la noche bajan las temperaturas. Uno no sabe lo que es el calor hasta que llega a la India en verano.

En el aeropuerto de Delhi nos estaba esperando el equipo de Lameco. Una vez que nos reunieron a todos salimos rumbo a los ómnibus que aguardaban en el estacionamiento. La claridad del día me cegaba mientras caminaba hacia el vehículo, mareado por el calor infinito e implacable que nos golpeaba en cada inhalación, en cada brisa y a cada paso.

Todos estábamos cansados después de un largo día de vuelos y esperas en los aeropuertos, así que la mayoría iba dormitando en los asientos, extasiados con la frescura del aire acondicionado. Por las ventanas del ómnibus iba observando la ciudad, e iba teniendo una primera impresión de lo que era Varanasi.

La pobreza se extiende en todas direcciones; las calles polvorientas, las casuchas destartaladas pegadas entre sí, la basura y la mugre. Los seres humanos hacinados, apenas vestidos con harapos sobreviven en su letargo, sentados o dormidos en alguna sombra, tirados en las veredas como si hubieran caído por el golpe de un rayo. Los niños desnudos juegan en la tierra, entre los desperdicios, sucios y flacos. Sus madres están sentadas por allí, envueltas en saris, y apenas los miran. Todo es lento en la tarde del verano en Varanasi.

La India es un mundo con sus propias reglas, en el que absolutamente todo tiene que ver con la religión. No es una cuestión de fe como puede ser el cristianismo para muchos en nuestro país. Aquí es una cuestión de vida, desde el nacimiento hasta la muerte, a cada paso y en cada decisión. Es difícil imaginarlo sin haber estado allí.

La religión principal es el hinduismo, pero hay fervientes seguidores de todas las principales religiones; budismo, islamismo, cristianismo, zoroastrismo, jainismo y el sijismo. No hay que olvidar que la India es enorme y viven el ella casi mil doscientos millones de personas. Los creyentes en estas religiones están repartidos en diferentes zonas en la India. Así por ejemplo, la mayoría musulmana se encuentra en Agra, Rajasthán, y Delhi. Los sijistas se concentran en Punjab. Varanasi, es la ciudad hinduista por excelencia. Allí se encuentra el río más sagrado de la India, el río Ganges. Es la ciudad en la que eligió vivir el dios Shiva (uno de los dioses más importantes del hinduismo junto con Brahama y con Vishnu) junto a su espoa Párvati.

Lo más curioso de todo es que todas las religiones están integradas. Es decir, por más que los seguidores son muy fervientes, toleran otras manifestaciones de fe, por lo que no hay conflictos entre ellos.


Cuando llegamos al hotel, fui al cuarto a llevar el equipaje y luego bajé a la piscina. Me quedé esperando la cena allí. Después de cenar había que dormir, ya que al otro día nos levantábamos a las tres de la madrugada para ir a conocer el legendario río Ganges

domingo, 12 de junio de 2011

Día 101(11 de junio): En la cima del mundo


Antes del amanecer nos fueron a despertar a las carpas. Cuando salí de ella el día estaba nublado y no se podían apreciar los picos nevados. Pero después de desayunar, el cielo se abrió y tuvimos la suerte de ver la aparición de los picos más altos del Himalaya. Contemplar estos picos con nieves eternas en la cima del mundo es algo que me dejó sin aliento. Fue una experiencia única y me hubiera gustado quedarme horas tirado en el pasto, tomando algún mate y picando alguna cosita, en este magnífico escenario.



Pero lamentablemente no teníamos tiempo para esto, ya que debíamos descender la montaña antes de que hiciera demasiado calor para hacerlo. Debajo de la montaña nos esperaban los autobuses para emprender el viaje hasta Katmandú, que desde Pokhara eran más de seis horas.

Bajamos la montaña por un lado distinto al que la habíamos subido, y casi todo el camino tuvimos a nuestras espaldas los picos nevados. El clima nos acompañó y sólo hacía falta detenerse y mirar hacia atrás para perder la vista entre las cumbres más altas del mundo.

Así como en la subida, esparcidas a lo largo del camino de tierra y rocas, se ubicaban algunas casas perdidas, y me imaginaba lo que sería vivir allí durante toda la vida. También nos cruzábamos con niños vestidos con harapos agujereados y llenos de tierra.

Cuando habíamos llegado a los pies de la montaña, las casas se encontraban agrupadas y había almacenes y alguna plaza donde se juntaban los lugareños. Allí compré caramelos para repartir entre los niños que jugaban por los alrededores.

Y seguimos caminando, entre plantaciones de maíz y de arroz, respirando el aire del campo y de las montañas.

El viaje en ómnibus fue nuevamente agotador. Las seis horas por calles destrozadas y bordeando colinas, moviéndote de un lado a otro, buscando una posición cómoda en el pequeño asiento. Al menos se reclinaba bastante.

Ya casi era de noche cuando llegamos a Katmandú, y nos alojamos en el mismo hotel en el que nos habíamos alojado cuando comenzó nuestra travesía en Nepal.

Sólo dio para salir a comprar algo de ropa, reunirnos a conversar algunos temas en una Asamblea, cenar y luego a dormir. Al otro día volábamos hacia Varanasi en la India y había quienes tenían vuelo directo y otros que hacían escala en Delhi.

Nuevamente tuve mala suerte y me tocó el que hacía escala, por lo que debía despertarme a las cinco de la mañana. Los que volaban directo, tenían el vuelo recién a las dos de la tarde y podían dormir hasta tarde. Para ellos, y para algunos que no se querían perder ninguna, se armó una fiesta con música en el salón del hotel.