martes, 7 de junio de 2011

Día 95(5 de junio): LLegando a Nepal


Por la pocaa capacidad de los vuelos, a algunos les tocó volar directo a Katmandú, mientras que a otros nos tocó hacer escala en Hong Kong. Esto implicaba muchas horas de vuelo y otras tantas de espera en el aeropuerto.

Nos sonó el teléfono de la habitación a las cinco y media de la mañana y lentamente comenzamos a levantarnos. A las seis y poco estábamos desayunando y una hora después nos dirigíamos hacia el aeropuerto en ómnibus.

La primera espera fue en el aeropuerto de Bangkok, donde nuestro vuelo salía recién a las once y cinco. Luego vino el vuelo a HongKong de casi tres horas. Y una espera de dos horas cuando llegamos al aeropuerto. Finalmente vino el vuelo de Hong Kong a Katmandú, de seis horas y media con una parada en Daka, Bangladesh donde ni nos bajamos del avión.

El aeropuerto de Katmandú me llamó la atención por lo pequeño y lo poco iluminado. Entramos al edificio de ladrillos y buscamos la oficina de migración donde teníamos que tramitar la visa y la entrada al país.

Todo parecía muy rústico y anticuado; los uniformes de los oficiales, los carteles, las lámparas, los mostradores, los pasillos, la documentación que utilizaban.

Cuando estaba siendo atendido por el oficial que autorizaba la solicitud de visas se apagaron las luces. Detrás mío hacía fila la casi totalidad del grupo B que había hecho escala en HongKong. La oscuridad era total. Segundos después las luces volvieron y las caras de los oficiales daban a entender  que nada anormal había acontecido.

Terminé el trámite y seguí los carteles hacia la salida. Moría de ganas de fumar un cigarrillo así que rápidamente avancé los pasillos, mientras miraba hacia mis costados con cierta sensación de inseguridad. No sabría decir si esta sensación era producto de los rostros oscuros e inescrutables de los nepaleses o si se trataba de la poca iluminación o si  se trataba de una combinación de estos factores.

Cuando salí del aeropuerto comenzaron a atosigarme para ofrecerme trasporte hasta el hotel. Les decía que no necesitaba porque estaba en una excursión y ya teníamos todo arreglado. Mientras, oteaba a mi alrededor en busca de un cartel de Lameco, pero todo estaba en penumbras y sólo podía ver sombras de nepaleses por todos lados.

Ya comenzaban a llegar mis compañeros y dejé la valija con ellos y fui a buscar a alguien de Lameco. Enseguida los identifiqué con una remera verde y con una bandera de Nepal. Es interesante la forma de la bandera de Nepal. No es rectangular como todas las otras.

Una vez que todos estuvimos en los ómnibus, éstos arrancaron hacia el hotel. En el breve recorrido me llamó poderosamente la atención la oscuridad de la ciudad. Callejones en tinieblas y bocas de lobo. Las calles son angostas y están en mal estado y los edificios que veíamos estaban en ruinas. Como si acabara de terminar una guerra y todo hubiera quedado destrozado.

Poco después llegamos a nuestro hotel, llamado Shangrilla Hotel. El hotel cuenta con un hermoso jardín con muchas plantas y árboles, piscina y canchas de tenis.

Nos esperaba la cena y luego a dormir. Al otro día temprano ya comenzaban las excursiones en la ciudad.

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