miércoles, 16 de marzo de 2011

Día 13 y 14 (15 y 16 de marzo): El túnel del tiempo

Volar desde Hawaii a Christchurch es toda una odisea. Luego de diez horas y media de vuelo, llegamos a Sydney, donde debimos esperar cinco horas para conectar a Christchurch en un vuelo de tres horas. Un montón de tiempo.
Cuando partimos de Hawaii teníamos una diferencia horaria de siete horas menos con Montevideo (eran ocho hasta el cambio de horario). Ahora en Christchurch, tenemos una diferencia horaria de dieciséis horas más. Por alguna razón que aún no alcanzo a comprender, esto me genera una rara sensación similar a la melancolía. La tierra gira indiferente a nuestros relojes, se ríe de nuestro engaño, de nuestra obsecuente patología de intentar almacenar y estandarizar lo que es efímero y relativo.
El primer vuelo fue bastante cómodo, los asientos se reclinaban lo suficiente para poder descansar la espalda y estirar las piernas. A pesar de ser un vuelo largo, no se hizo tan pesado, teníamos desayuno y almuerzo.
En el aeropuerto de Sydney, tuvimos que hacer un trámite para que mi valija y la mochila de Nacho, siguieran rumbo a Nueva Zelanda, porque se habían equivocado en Hawaii, y no tenían previsto la conexión. Luego de sdolucionar el problema, jugamos un truco en la sala de espera, mientras esperábamos que llegara el avión, que se terminó demorando una hora más de lo previsto.
El problema grande surgió una vez que llegamos a Nueva Zelanda y quisimos salir del aeropuerto. A ocho de los nueve, nos hicieron sacar todo de las valijas, nos hicieron muchísimas preguntas sobre lo que estábamos haciendo en Christchurch, confirmaron la lista de vuelos que tenemos programados, buscaron si teníamos drogas y armas. Todo esto nos llevó alrededor de dos horas más. Nuestro humor no era el mejor, después de la seguidilla de vuelos, esperas en los aeropuertos y como frutilla de la torta este operativo de seguridad. Finalmente, nos dejaron entrar a este país. Mientras íbamos en el Shuttle hacia nuestro próximo hostel, me llamó poderosamente la atención el poco movimiento, el silencio absoluto que reinaba por sobre todas las cosas. Pensé que se debía a que era tarde en la noche, más de las cuatro en hora local. Sin embargo, al otro día me daría cuenta que estaba equivocado, que en esta ciudad sumida en la desgracia, el silencio no sólo era el dios de la noche.

1 comentario:

  1. Esta todavia devastada por el terremoto que hubo en febrero esa ciudad?
    En la tv mostraban que una catedral importante de ahi estaba semi derrumbada, una lastima!
    Abrazo

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