viernes, 11 de marzo de 2011

Día 8(10 de marzo): Evacuación en Hawaii

LLegamos a Hawaii y nos pasamos el día recorriendo la playa y la rambla. Agua caliente y salada, transparente, un clima muy cálido. Muchos surfistas. Por la tarde artistas callejeros, mucho para ver.



Paso a contar como vivimos la amenaza de tsunami en Waikiki Beach, en la isla de Ohau en Hawaii.

Nos estamos quedando en el Hokondo Waikiki Beachside Hostel, a una cuadra de la playa de Waikiki. Las habitaciones son de ocho personas, y nosotros (Nacho, Juanchi, Mati y yo) la estábamos compartiendo con uno tipo de Nuevo México, dos brasileros y una brasilera. La brasilera está trabajando aquí en Hawaii, y se embarca temprano. Mientras charlábamos, luego de bañarnos, descansando un poco antes de salir caminar por la avenida e ir a algún boliche, a la brasilera la llamaron por teléfono. Eran alrededor de las ocho y media hora de aquí. En seguida que corta la llamada, nos cuenta que hubo un terremoto en Japón, y que esperaban que venga un Tsunami para aquí. Lo tomamos con calma, si bien la había llamado su jefe, aún no había nada oficial. Con Juanchi bajamos al salón comunal a meternos en Internet para averiguar de qué iba la cosa. Luego de googlear confirmamos que en efecto había una amenaza de tsunami, cuya intensidad era imposible de determinar. En lo personal no me alarmé demasiado, entiendo que por lo general sobredimensionan este tipo de advertencias. Sin embargo había que estar atento.
El hostel tiene un salón comunal, donde hay varias mesas con sillas, dos teles gigantes, un expendedor de bebidas, otro de snacks y golosinas,una pequeña cascada artificial y una barbacoa. Se encuentra en la planta baja, a metros de el acceso principal. Las habitaciones consisten en dos bloques de pequeños apartamentos, enfrentados a través de un pasillo abierto. Cuando estábamos en el salón comunal, conversando que hacer luego de haber obtenido información en la red, hace acto de presencia el encargado del hostel y comienza a decirnos a todos los allí presentes que tenía que comunicarnos algo. Luego va hasta el pasillo y llama a gritos a las demás personas que estaban el el hostel en sus habitaciones. Al rato estábamos todos reunidos en el salón comunal. Allí nos comunica lo que ya sabíamos, y nos dice que empaquemos las cosas porque seguramente en media hora tendríamos que evacuar a una parte alta. Algunos realizan preguntas, pero el estado general es tranquilo. El golpe del Tsunami se esperaba alrededor de las tres de la mañana y en ese momento recién eran las nueve y media. Había mucho tiempo para ponerse a salvo.
Subimos a nuestras habitaciones y guardamos nuestras pertenencias en las valijas y mochilas. Estábamos en el cuarto piso, por lo que también charlamos entre nosotros la posibilidad de quedarnos allí, ya que el tsunami nunca iba a afectar un piso tan alto. Decidimos esperar la nueva comunicación del encargado del hostel.
Alrededor de media hora después, sale al pasillo. Lo veíamos desde arriba, desde el balcón que conecta todos los apartamentos del piso. Nos comunica que en efecto había que evacuar (aunque no era obligatorio hacerlo ya), que el hostel iba a cerrar por la noche, que no había que alarmarse, que teníamos mucho tiempo por delante y nos da una dirección de una escuela que quedaba aproximadamente a un kilómetro lejos de la playa.
Comenzamos a bajar nuestro equipaje, y nos detuvimos en la puerta del hostel. A media cuadra, en otro hostel, se encontraban cinco integrantes más de nuestro grupo de viaje, por lo que nos unimos a ellos para decidir que hacer.
Mientras tanto, sonaban las sirenas de alarma de tsunami regularmente. Contrastaba la tranquilidad y la parsimonia de la mayoría de los presentes con esas alarmas que a nosotros eran lo que más nos ponía nerviosos. Los locales comerciales cercanos a la playa comenzaban a cerrar, pero nadie parecía ir apurado, gente riendo, conversando animadamente. Quienes estábamos más tranquilos intentábamos tranquilizar a quienes estaban más nerviosos.
Alrededor de las once, y sin la orden de evacuación inmediata recibida, decidimos comenzar a caminar montaña arriba, en busca del centro de acogida que aparentemente quedaba a pocas cuadras. Intentamos seguir las instrucciones recibidas, y había unos pocos grupos de personas que caminaban a pocos metros de nosotros. Paramos en una estación de servicio, para comprar agua y víveres para pasar mejor la noche. Autos de policía con sirenas prendidas pasaban junto a nosotros.
En la estación de servicio conseguimos que un yankee nos arrimara en su camioneta medio kilómetro montañana arriba y nos dejar en un supermercado SafetyWay. Ya estábamos más seguros al estar bastante lejos de la costa. Entramos al supermercado a comprar los víveres que no habíamos podido comprar en la estación de servicio, ya que una vez que arreglamos el pick up, fuimos corriendo a buscar a quienes estaban en la cola esperando pagar los alimentos, para no hacer esperar al yankee y también para aprovechar la oportunidad de una rápida evacuación.
Luego de hacer las compras, seguimos caminando un poco más, ya que nos decían que había una universidad cerca donde posiblemente estuvieran recibiendo gente evacuada. Pero por más que caminamos bastante e intentamos seguir las instrucciones tampoco pudimos encontrarla.
Finalmente, luego de cruzar un puente, dimos con un centro de rescate de animales perdidos. El hombre de la recepción hizo todo lo posible por ayudarnos, realizó varias llamadas y nos comunicó que no había ningún lugar cercano donde estuvieran recibiendo evacuados. Lo estábamos esperando en el frente de la oficina, la mayoría acostados en el suelo, con la cabeza apoyada en mochilas, descansando las piernas. Otros, sentados en los bancos. Ya nos habíamos instalado, habíamos llegado a nuestro centro de acogida. Nos indicó que era mejor que nos acomodáramos en el recodo del centro de rescate, que íbamos a estar más cómodos. Una vez allí, le pedimos nos mantenga actualizados sobre la situación del tsunami.


Ya era alrededor de la una de la mañana, y lo que sabíamos era que a las tres de la mañana se esperaba el golpe. Comenzaba a lloviznar, y la noche se ponía cada vez más fresca. Algunos tenían abrigos adecuados pero otros no. Quienes estaban más cansados, se durmieron enseguida, otros se quedaron charlando y otros sólo meditando. Ya nos habíamos comunicado con nuestras familias, para que sepan que estábamos seguros, y que cuando escucharan que había un tsunami pronosticado en Hawaii no entraran en pánico.
Cada tanto alguno se dirigía hacia la oficina a preguntar sobre las novedades. El hombre tuvo una disposición increíble, nos ofreció café, chocolates, nos permitió usar el baño, nos tuvo siempre al tanto, y cuando se acercaba la hora, a las tres de la mañana, nos acercamos a la oficina, dejó la puerta abierta y subió la radio para tener las noticias.
Quienes fuimos hasta ahí nos fuimos dando cuenta de que nada dramático iba a pasar, los conductores del programa de radio tomaban todo a la ligera e incluso hacían chistes sobre el tema. El tsunami iba golpear primero la costa norte y luego pasaría por la costa sur donde estábamos nosotros. Pero cuando golpeara la costa norte, la ola iba a tener sólo seis pies, por lo que cuando pasara a la sur lo iba a hacer todavía con menos intensidad; iba a ser un pequeña ola, una subida de la marea un poco más grande de lo normal.
Alrededor de las cuatro el hombre nos dio un mensaje del gobierno sobre el tsunami en el que decía que éste había sido pequeño en Ohau pero que nos se debía ir aún a las zonas costeras. Era sabido que el tsunami apenas había hecho subir un poco la marea, no había llegado a la calle.
Esperamos un poco y a las cinco, decidimos pedir unos taxis para que nos arrimaran lo más cerca posible del hostel, para poder descansar en una cama. El hostel donde estábamos nosotros estaba cerrado pero sabíamos que el del otro grupo estaba abierto. Por lo que terminamos durmiendo de a dos en la cama de otro hostel, con el otro grupo.
Hoy en la mañana todo estaba normal, en la playa no había ni rastros del tsunami, y ya había gente surfeando y tomando sol.

3 comentarios:

  1. Estaba como para alquilar un tabloncito y surfar el tsunami!!!
    Me alegro que este bien, aunque no hubieron mayores preocupaciones por que en CNN enseguida avisaron de que el impacto del tsunami en hawaii seria muy leve, y ya estaban siendo tomadas las precauciones correspondientes.
    Igualmente uds salieron en el diario, no fotos, pero mencionan a los 9 uruguayos sobrevivientes al tsunami. http://www.elpais.com.uy/110312/pinter-552873/internacional/uruguaya-fue-horrible-y-aun-sigue-moviendose-/
    Abrazo!, saludos de la flia aca..

    ResponderEliminar
  2. Hola Marce, tu crónica de Hawaii llego al noticiero del canal 4, me la pidieron, solo que hoy al mediodia no dijeron nada, veremos si en el noticiero de la noche dicen algo.
    Un beso de la abu y mio.

    ResponderEliminar
  3. Que momento, espero que no se repita; estuvieon bien porque actuaron con rapidez. Disfruta, conoce y aprendé mucho, porque es algo para toda la vida. Leo con avidéz lo que escribís. Te quiero mucho y siento mucho orgullo de ser tu mamá.

    ResponderEliminar