sábado, 19 de marzo de 2011

Día 17(19 de marzo): Queenstown

Queenstown es una ciudad ubicada en el centro de la isla sur de Nueva Zelanda. Cuenta con una población de mil doscientos habitantes, pero recibe alrededor de un millón de turistas al año. Es una de las ciudades preferidas por los amantes de los deportes extremos, por su variada oferta; entre las diferentes opciones para los aficionados a las emociones fuertes está el bungee jumping, rafting y la caída libre desde un helicóptero. Para los no tan adictos a la adrenalina, también hay opciones muy variadas. Podés subirte a un crucero o a un jet boat y pasear por el lago, embarcarse a pescar el salmón o alquilar bicicletas.
Toda esta oferta tiene una contra muy importante, ya que no está pensada para cualquier bolsillo. Para que se hagan una idea, saltar en el bungeejumping sale más de usd 150,00, salir a pescar alrededor de usd 100,00 y así podría seguir. 

El día comenzó radiante, el sol, que iluminaba las montañas y el lago, montaba un espectáculo difícil de igualar. Habíamos dormido en la casa rodante, que dejamos estacionada en la rambla del lago, a pocas cuadras del centro de la pequeña ciudad. Habíamos llegado en la noche, por lo que despertarse y ver por primera vez ese paisaje maravilloso no tuvo comparación con nada que haya visto antes. Fui el primero que se despertó, por lo que fui a buscar el desayuno al centro. El día anterior no habíamos podido hacer el surtido que teníamos pensado, por lo que no teníamos nada, ni en la alacena, ni en la heladera. Caminé por la rambla, por el puerto, por la feria, maravillado por la hermosa pequeña ciudad. El aire era límpido y estaba muy fresco, pero ante la carencia de nubes el sol prestaba su abrigo, por lo que era muy agradable caminar por la ciudad.
Luego de desayunar, salimos todos a caminar; nuestra idea era optar por alguna de las actividades tan famosas en Queenstown, pero por una que no nos vaciara tanto el bolsillo. Tuvimos suerte, ya que nos encontramos con un grupo de chicas del grupo de viaje y nos recomendaron que vayamos al Skyline, a tirarnos en la pista de autitos que costaba alrededor de usd 30.00. Pues fue lo que hicimos.


Luego de subir una montaña en aero-sillas, llegas a un restaurante que publicitan como el restaurante con la mejor vista del mundo. Caminas alrededor del restaurante y subes otro trecho más en aerosillas. Mientras, contemplas el majestuoso paisaje de las montañas y el lago y las casitas del pueblo. Una vez arriba comienza la pista. La pista va camino abajo de la montaña, con curvas, lomas, túneles. Quienes adoraban en su infancia tirarse en cartones en las canteras del Parque Rodó, creo que llorarían de emoción al ver esta pista. Es que estos autitos, son como los cartones, pero de plástico y con un volante que te ofrece la posibilidad de frenar si tiras de él hacia ti. En esta pista, jugamos una carrera alocada, saltando lomadas, pasando por túneles, sorteando curvas peligrosas. Y ahí abajo y a tu costado tras las barras de la pista, está el precipicio, más amenazador que nunca.

Por la noche nos quedamos en un camping de motorhomes, ya que necesitábamos cargar la batería de las computadores, las cámaras de fotos, llenar el tanque de agua y bañarnos.

1 comentario:

  1. Impresionante ese paisaje!!
    Abrazo primo!! q sigan pasando bien y descubriendo lugares asi!

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