Nos despedimos de Juanchi bien temprano, y con Nacho, nos tomamos un triciclo hacia el aeropuerto, para tomar un vuelo a Manila y conectar a Beijing. La primera etapa del viaje, había terminado.
Fueron dos meses inolvidables, que colmaron de pleno mis expectativas. Formamos un gran equipo, que salvo pequeñas discusiones, funcionó a la perfección. Con Mati, Juanchi y Nacho al principio, y luego con la compañía del Ciervo, recorrimos Miami, San Francisco, Hawai, Isla Sur de Nueva Zelanda, Sydney, Singapur, Bali, Yakarta, Medan, Bukit Lawang, Kuala Lumpur, Manila, Honda Bay y El Nido. Un montón de lugares, que dejaron una huella imborrable en nuestras memorias. Todos nos encontramos más maduros, y cada lugar que conocemos, nos hace valorar más lo que tenemos en Uruguay. Nuestra familia, nuestros amigos, nuestras costumbres, nuestro país. El viaje, es un viaje al exterior, pero también es un viaje al interior. Aprendemos a conocernos más, a tolerar a los demás, a comprender que el mundo es grande, y que todos merecemos un lugar en él. Entender que todo es relativo, y que todo análisis lleva implícito una perspectiva, que la moral y los valores condicionan la manera en que uno ve las cosas. Poder abstraerse, tiene que ver con aprender a tolerar, a respetar y a no juzgar a los demás de manera tan absoluta.
En este día, nos pasamos con Nacho volando en avión y esperando en el aeropuerto. Cuando estábamos esperando que pasara la hora, en el aeropuerto de Manila, nos encontramos con cuatro compañeros del Grupo de Viaje, y nos quedamos tomando mate y conversando sobre las distintas experiencias que habíamos tenido en los destinos que habíamos visitado.
De casualidad, habíamos reservado en el mismo hostel, así que nos tomamos la camioneta que habían alquilado y fuimos juntos para allí.
Sobre este día no mucho más, estábamos molidos. Con Nacho salimos a caminar un ratito y fuimos hasta un venticuatro horas donde compramos algo para comer.
Me siento en la obligación de hablar sobre nuestro amigo Juanchi, luego de que hiciera una memorable entrada en su respectivo blog.
Como en todo grupo, cada uno tiene su rol, y en el nuestro esto no era la excepción. Juanchi, tenía las impresiones de todos los vuelos , así como las reservas de los hostels, y su despertador siempre sonaba unos minutos antes de lo que habíamos arreglado en la noche anterior. Se levantaba primero, y comenzaba a despertarnos. Una vez incluso, en Hawai, se fue a pasar la noche al aeropuerto a pesar que tenía la noche paga en el hotel, para evitar perderse el vuelo a Christchurch que salía muy temprano en la mañana. Exceso de previsión me dirán, bueno puede ser. Pero más vale prever que curar, aunque sus cinco pares de chancletas quizá sí sean una exageración.
Pero como decía, en todo grupo todos tenemos un rol, y su rol de previsor y responsable del grupo equilibraba nuestra actitud más despreocupada. Podríamos habernos perdido algún vuelo sin el Juanchi? Nunca lo sabremos, lo que sí estoy convencido es que con Juanchi de compañero esto era imposible de que pasara. En lo que respecta a los horarios y los papeles, siempre él era el encargado. Hacía también de custodia de documentación importante. A saber, cualquier documento que no podíamos perder que fuera del grupo, se lo dábamos a él para que lo guardara. Sabíamos estaba en buenas manos.
Siempre pensando en su gente en Uruguay, en cada momento del viaje. En cada nuevo hostel al que llegábamos, la respuesta a su pregunta de si había Internet era más importante a saber si había desayuno, si teníamos baño privado o si los cuartos eran de a dos de a tres o de a quince.
Intentaba disfrutar el viaje al máximo, con su cámara de fotos preparada para registrar todo, para luego volcarlo en su blog, y contarlo a su gente en Flores. Como si cada minuto que viviera, debiera memorizarlo y guardarlo para siempre.
Desde ya que todos estamos madurando en este viaje. Juanchi ya era una persona solidaria, metódica, sensible y respetuosa. En estos meses se volvió más tolerante y aprendió mucho sobre la convivencia en grupo.
Una gran persona, un excelente compañero y un mejor amigo, me llevo de él los mejores recuerdos de estos meses juntos. Gracias Juanchi, por haber puesto tanto para el Grupo de Viaje de Ciencias Económicas 2011, y por haber sido un pilar de nuestro grupo libre y por aportar con lo tuyo a que estos meses hayan sido dos de los meses más emocionantes de nuestras vidas. Y es una alegría saber que te ayudamos a vivirlo de la misma manera. Y como vos decís: Adiós, hasta Bangkok.