A eso de las siete y media de la mañana, nos golpearon la puerta de la habitación para avisarnos de que estaba pronto el desayuno.
Desayunamos en el bar con terraza, y con el Ciervo salimos a comprar el surtido para el día, mientras Juanchi y Matías iban a negociar un bote. Fideos, pan, agua, papas chips, galletitas, y hielo fue lo que pudimos encontrar.
En el trayecto en bote, ya podíamos apreciar el increíble color del agua, turquesa y transparente. Era emocionante pensar que estábamos en Filipinas, tan lejos de casa, en un bote en el medio del mar, recorriendo las islas paradisíacas cercanas a Palawan.
El sol estaba alto en el cielo, y el clima era muy agradable. En ningún país en los que hemos estado, quema tanto el sol como en Uruguay un día de verano, por culpa del daño en la capa de ozono. Por culpa de que otros dañaron nuestra capa de ozono.
La primera isla que visitamos, se llama Pandan. Varios botes estaban anclados en la costa. A lo largo de ella, palmeras, mesas y bancos en casitas techadas, y varios puestos que vendían comida. Alrededor de cien turistas descansaban en la arena o almorzaban, y otros tantos se bañaban en la playa, casi todos haciendo snorkell.
A esa altura moríamos de ganas de darnos un chapuzón en el agua, así que saltamos del bote y rápidamente nos dimos un baño. El agua estaba caliente, no sentías frío en ningún momento. Luego hicimos snorkell y nos dimos un masaje de una hora. Que mal la estábamos pasando!
La segunda isla, se llama Snake Island, por ser angosta y larga. En ella, jugamos un pequeño picadito con pelota de voleyball, ý competí con el Ciervo en una carrera de ochenta metros que, si bien está filmada, no tiene ganador confirmado porque no hay telebin.
Por último, fuimos a hacer snorkell a los arrecifes de coral. Fue una experiencia inolvidable nadar entre los peces de colores en su hábitat tropical. Los arrecifes son increíbles, encontrás todas las formas, figuras, colores y texturas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario