martes, 12 de abril de 2011

Día 39(10 de abril): Bukit Lawang

Wilson nos fue a buscar al apartamento a la hora prefijada, bajamos nuestro equipaje y lo subimos a la camioneta y partimos rumbo al aeropuerto para tomar el avión que nos llevaría a Medan.
Como excepción a la mayoría de los habitantes de Yakarta, Wilson hablaba muy bien el inglés por lo que pudimos comunicarnos perfectamente. Hablamos del gobierno, de las expectativas para los próximos años, de la prostitución (en la noche anterior habíamos visto muchas prostitutas, pero nos llamó la atención que todas estaban acompañadas de un hombre en moto; a su vez a una de las prostitutas en lugar de un hombre en moto, la acompañaba una señora que parecía ser su madre y nos hacía señas para que nos acercáramos) que es ilegal en Yakarta. Nos dijo que los hombres que las acompañan en moto son amigos, y están ahí para ayudarlas a escaparse de la policía, si es que aparece.
Así llegamos al aeropuerto, donde nos despedimos de Wilson y seguimos con nuestro itinerario, rumbo a Medan. Esta vez volábamos con una nueva aerolínea de Low Cost: Lion Air. El pasaje para este vuelo, no lo habíamos comprar en Montevideo, porque nos rebotaba la tarjeta, por lo que lo habíamos tenido que comprar en la primera oficina de Lion Air que vimos, en Singapur.
Fue un vuelo de dos horas que se me hizo muy corto, entre la lectura y la siesta.

El aeropuerto de Medan es uno muy pequeño, al menos la terminal de vuelos domésticos. Retiramos nuestro equipaje y salimos del aeropuerto. Ajier nos esperaba con un cartel que decía Martín Cervini.
Enseguida partimos en la camioneta rumbo a Bukit Lawan, donde pasaríamos la noche anterior al trekking en la selva.
El viaje en camioneta fue muy divertido, a medida que íbamos conociendo Medan, Ajier nos enseñaba algunas palabras en indonés. En determinada parte del viaje, atravesamos una pista de rally. No podíamos creer que hubieran hecho una pista de rally en la carretera. Los autos que competían pasaban volando, esquivando las motos, otros autos y hasta vacas que cruzaban la calle tranquilamente.



A las tres horas llegamos a Bukit Lawan. Es una preciosa pequeña aldea a orillas de un río, con pequeñas casitas y tiendas. Ni bien llegamos, caminamos un largo trecho al costado del río, hasta que llegamos a nuestros cuartos. Dejamos las cosas y bajamos enseguida a almorzar; ya era entrada la tarde y aún no habíamos comido. Mientras almorzábamos hablamos con Obiwan, el encargado del trekking que habíamos contratado, todo un personaje.
Del otro lado del río, que veíamos desde el bar donde almorzábamos, comenzaba la selva, espesa y alta como una montaña. El río corría estruendosamente, entre grandes piedras. Cada tanto escuchábamos gritos y veíamos a alguno bajando el río en gomones.
Luego volvimos a nuestras habitaciones, para descansar un poco antes de salir a caminar por el pueblo. Sin embargo, rápidamente, el cielo se cubrió, y los truenos se hicieron presentes. Se largó un diluvio que duró hasta pasada la madrugada, así que sólo descansamos.
Tirado en las cama, escuchando la lluvia que golpeaba fuertemente el techo de chapa de nuestra habitación, pensé varias veces cómo íbamos a hacer  para caminar entre la selva con esa lluvia. Pero daba una vuelta en la cama, y seguía durmiendo, el problema ya no era de esa noche. Que fuera lo que dios quisiera, los problemas son problemas si existe alguna solución, si no, no son problemas.

1 comentario: