lunes, 25 de abril de 2011

Día 53(24 de abril): Último día en El Nido

En nuestro último día en El Nido, decidimos disfrutar de la playa de Las Cabañas. Así que, luego de desayunar, y sin ningún tipo de apuro salimos caminando hacia allí, junto con Nacho y el argentino. Mati, Ciervo y Juanchi, salieron después en triciclo y llegaron antes que nosotros.

En el camino hacia allí, por la playa del otro lado de la colina, pudimos conocer un pequeño pueblito, con casas muy precarias. Algunos adolescentes, jugaban al básquetbol, mujeres mayores, jugaban al dominó. En El Nido hay muchos niños, que están todo el tiempo jugando y correteando. Antes de las diez de la noche, suena una sirena, y todos los menores deben volver a sus casas.

Nos encontramos con el francés y la francesa con los que habíamos hecho el Tour C, que habían alquilado un bungalow en la playa. Nos quedamos un rato conversando y luego seguimos hacia Las Cabañas.

Cuando llegamos a la playa, nos dimos un baño y abrimos un ananá. Al rato fui a almorzar, rabas de calamares con papas fritas. Aproveché que había una hamaca cerca, y me dormí una siestita.

Cuando volví a donde estaban los chiquilines, jugamos un cabeza. Como todos los días, el clima estaba espléndido, y era un placer, tirarse bajo las palmeras y contemplar el paisaje.

En estos días en Filipinas, me preguntaba porqué en un país poblado por nativos, y no por los colonizadores como en el nuestro, el catolicismo era la religión oficial. Lo más lógico sería que una vez independizados, volvieran a sus raíces y no continuaran con la religión impuesta por los españoles.

En la noche, charlando con una filipina, pude despejar en parte esta inquietud. En los tiempos previos a la colonización, los nativos no tenían una religión organizada. Simplemente, estaba Badalo (o algo así, no pude confirmarlo en Internet) que representaba a la madre naturaleza. No había rituales,  ni templos, ni textos, sólo era un nombre, un símbolo. No era como tal, una religión. Cuando los españoles vinieron e impusieron la religión católica, los nativos la adoptaron como suya. No podía haber conflictos en cuanto a la sustitución de una religión por otra.

Como decía en una anterior entrada, para estudiar temas complejos, los filipinos deben saber primero inglés. Profundizando sobre esta temática, la filipina me contó que incluso los escritores filipinos utilizan el inglés para contar sus historias, y en las universidades, todos los textos están en inglés.

Quiero hacer una mención también, en este último día en El Nido, sobre la confianza e inocencia de los filipinos. En nuestro hotel, Rovic´s, había una heladera, llena de refrescos y cerveza. La persona que estaba tras el mostrador, iba variando, al parecer trabajaban en el hotel varios miembros de una misma familia. Cuando queríamos algo, podíamos pagar en efectivo, pero la moneda aquí es complicada para el cambio, así que por lo general, les pedíamos que anotara para pagar todo junto luego. O se olvidaban de anotar, o perdían los papeles, así que teníamos que tratar de recordar qué habíamos tomado y pagábamos en función de ello. Tampoco anotaban nada cuando pagábamos. En el hotel de Puerto Princesa, al día siguiente, el bar era abierto, y a medida que sacábamos botellas de la heladera, anotábamos en un papel qué habíamos sacado. Si hubiera locales que funcionaran así en Uruguay, lamentablemente se fundirían al poco tiempo. En términos contables, la cuenta de pérdida asociada a la mercadería faltante, tendría un saldo mayor que la cuenta de ganancias asociada a la venta de mercadería. 


Hasta siempre, El Nido. Siempre tendrás un lugar especial en mi corazón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario