martes, 10 de mayo de 2011

Día 66(7 de mayo): Llegando a Vietnam

A las siete y media de la mañana ya estábamos todos en el ómnibus, viajando rumbo a la frontera. Casi todo el recorrido dormité, aprovechando que los asientos eran muy cómodos y permitían un fácil sueño.

En la frontera los trámites de salida de China y de entrada a Vietnam fueron muy ágiles, ya que no había mucho movimiento.

Luego en Vietnam, nos subimos a otro ómnibus y partimos rumbo a Hanoi. Recién llegamos allí a eso de las cinco de la tarde y nos tomamos un taxi. Primero fuimos al Little Hanoi Hostel, donde estaban hospedados nuestros amigos Julio y Virgin, y otros compañeros como Nora y su novio. A su vez José y su novia tenían reservado allí. No conseguimos cuarto ya que estaba lleno, pero no era gran problema, ya que en Hanoi entre las cosas que abundan son lugares para hospedarse. De cualquier manera, la vietnamita que nos acompañaba desde que dejamos el ómnibus una vez en Hanoi, era propietaria de otro hotel cerca, llamado Hanoi Municipal Hotel, hotel en el que nos terminamos alojando.

Cuando nos estábamos subiendo a otro taxi, en la calle de la puerta del Little Hanoi Hostel para ir al Hanoi Municipal Hotel, siento que gritan: Chelo, Chelo! Me doy vuelta y veo a Virgin y Julito que estaban del otro lado de la calle. Nos dimos un gran abrazo pero no pudimos hablar mucho ya que el taxi estaba mal estacionado y debíamos subirnos a él.

Una vez en el Hanoi Municipal Hostel, dediqué casi cuatro horas a subir los relatos de China y las fotos al blog. Cuando quise acordar eran casi las nueve de la noche, y habíamos quedado en juntarnos a cenar en un restaurante cerca del lago.

Los demás ya habían salido en diferentes horas, así que me bañé rápidamente y salí a las calles de Hanoi.

El movimiento que hay en esta ciudad es de alguna manera similar a las caóticas calles de Bali. No hay grandes calles, y éstas están saturadas a más no poder por motos y más motos. Para colmo, no se puede caminar por las veredas ya que son angostísimas y el poco espacio que tienen está ocupado por motos estacionadas. Así que para caminar, hay que avanzar entre las motos, sorteando los tubos de escape, mirando para todos lados y teniendo mucho cuidado.

El calor es sofocante, opresivo. Un calor en que se hace difícil respirar. En la noche, al caer el sol calma un poco, pero aún así es fácil quedar bañado en sudor.

Me encontré con Mati y Nacho, cuando subía las escaleras para llegar al café donde habíamos quedado en encontrarnos con Virgin, Julio y los demás, pero cuando llegamos no estaban. Así que nos sentamos y comimos bife de carne con papas fritas. Desde allí teníamos una vista muy representativa de lo que era el exceso de vehículos. 


Luego recorrimos algunos bares, y volví al hotel temprano.

La primera impresión de Hanoi no había sido buena. Mucho congestionamiento, mucho ruido y mucho calor.

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