En la mañana el dolor de espalda había comenzado a remitir. Por suerte los medicamentos que había tomado la noche anterior, estaban haciendo efecto.
Había dejado el pasaporte en custodia en la clínica, y debía pasar a buscarlo en la mañana antes de ir al aeropuerto. El vuelo era a las once menos veinte, y pensé que al chofer de la camioneta que habíamos alquilado, no le iba a molestar pasar por la clínica a retirar el pasaporte a cambio de la tarjeta del seguro, que era requisito para que me atiendan pero no la había llevado porque no sabía.
A las ocho menos cuarto, el chofer debía estar en las puertas del hotel, pero recién llegó a las ocho y veinte. Cuando le dije que nos tenía que llevar primero a la clínica puso el grito en el cielo. Que no era para ese lado, que no podía estacionar por la policía entre otras excusas. Le metimos la pesada con Nacho y Mati, pero no hubo caso.
Mati salió volando con una moto taxi a buscarlo ya que yo no podía subirme a una moto. La camioneta esperó un poco pero como se demoraba, salió hacia el aeropuerto, y me quedé con Nacho esperando a Mati.
Demoró un poco, pero a pesar de eso y de que el taxi que nos tomamos después iba a dos por hora, no tuvimos problemas en llegar.
Los problemas del día no terminaron allí. Virgin me había traído de Montevideo un repelente en aerosol con DET. Pero me había olvidado de pasarlo a la valija y cuando me hicieron el control de la mochila les saltó en el escáner. Otra vez no me podía pasar lo mismo, así que salí corriendo hacia el check in para ingresar mi mochila y no llevarla como equipaje de mano.
El vuelo fue corto y en poco más de una hora estábamos llegando a Danang, ciudad conocida por haber tenido una base aérea muy importante para Estados Unidos durante la guerra de Vietnam. Aún hoy quedan algunas estructuras de dicha base.
Nuestra idea no era pasar unos días allí, sino en Hoian, otra ciudad con playas a cuarenta minutos en auto. Así que ni bien llegamos hacia allí fuimos.
El hotel donde nos quedamos costaba menos de diez dólares, tenía piscina, desayuno buffet de gran calidad y wi-fi en los cuartos.
Al llegar lo primero que hicimos fue darnos un baño en la piscina.
Después algunos salieron pero yo me quedé en el cuarto descansando la espalda. Al rato me hice un mate, y salí de mi habitación y me encontré con Martín, Nora, José y Natalie. Salimos hacia el centro y conocimos las tiendas de ropa tan famosas donde hacen los trajes a medida tan baratos. Las calles con pozos, la tenue luz y la tranquilidad en el ambiente, me recordaban el centro de Parque del Plata
Nos encontramos con gente que ya se había sumado al Grupo de Viaje y fuimos hasta el hotel donde se estaban quedando. Después seguimos por el camino que corre al lado del río, donde la atmósfera que se genera con los botes, las luces y los restaurantes informales es muy disfrutable. Llegamos hasta el puente que conecta con la otra ribera del río, donde se pueden ver grandes peces de tela iluminados por lámparas en su interior. En el puente y en sus alrededores es donde más cantidad de gente encontramos.
En el otro lado era más de lo mismo, restaurantes, barcitos y poco más. Nos sentamos a comer algo en uno y luego volvimos para el hotel.
Cuando me iba a dormir, me encontré con Matías y Nacho y salimos a dar una vuelta en las bicis. Nos terminamos encontrando con Ciervo y Juanchi que estaban en el otro hotel del Grupo, así que nos quedamos despiertos un poquito más.
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